EL ‘TONTO’ DE FLORIANO
Ríos de tinta crítica se escriben sobre el vicesecretario general de Organización y Electoral del Partido
Popular. Sus acrobáticas intervenciones en entrevistas y ruedas de prensa
provocan el hazmerreír de unos y la ira de otros. El papelón que le está
tocando jugar en la política de comunicación del PP y del Gobierno, le han
valido, incluso, que el Gran Wyoming le apode como el ‘Luisma’ de la política (en referencia al ‘colgado’ personaje al que da vida Paco León en la teleserie
‘Aída').
Hay cierta unanimidad en que las intervenciones de Floriano
son tan nefastas que perjudican a su propio partido. Yo discrepo profundamente
de esa opinión generalizada y trataré de explicar el porqué de forma concisa.
Floriano repite el rol que antes desempeñaron Esteban González Pons o Rafael Hernando: lanzarse a los leones para evitar
que éstos puedan despedazar a sus jefes.
No estamos ante un error estratégico del PP al elegir a este
portavoz ocasional, sino ante una muy pensada (y en mi opinión acertada)
estrategia de minimizar la sangría que le está ocasionando al Gobierno y al
partido, tanto el caso Gürtel como la complicadísima situación económica que atraviesa el país.
Floriano se ‘abrasa’ diariamente para que Cospedal, Soraya
Sáenz de Santamaría y, sobre todo, Rajoy se erosionen lo menos posible. Y lo
está consiguiendo. Imagínense cómo estaría la imagen del presidente del
Gobierno, ya de por sí enormemente devaluada, si cada día tratara de explicar
las novedades que se van conociendo sobre las más que sospechosas cuentas de su
partido. O si tuviera que opinar frecuentemente de los desatinos de ministros
como Wert o Montoro.
Se nos olvida, y esa es otra prueba más del éxito del PP,
que lo que vamos conociendo del caso Gürtel habría provocado la caída de
cualquier Gobierno, no sólo en Europa sino en todo el mundo ‘democrático’. Rajoy
y los suyos percibían sobresueldos gracias a un entramado financiero
creado por el tesorero del partido. Entramado que cobraba comisiones de
empresas a las que las administraciones del PP adjudicaban obra pública.
Entramado que utilizaba el dinero para esos sobresueldos pero, sobre todo, para
financiar la actividad política y electoral del partido. En el Gobierno hay
ministros a los que ya se ha demostrado que se les pagaron viajes, regalos,
fiestas etc. En la cúpula del partido hay miembros que han tenido que reconocer
que se les ‘olvidó’ declarar a Hacienda préstamos que recibieron del tesorero. Hay dirigentes que han desvelado cómo Aznar autorizó desembolsos que se pagaron en efectivo. Por conseguir, el PP está consiguiendo que se nos olvide que
Bárcenas no es un corrupto a secas, sino que era su TESORERO con mayúsculas.
Tratan y logran hacer creer que es un caradura que se ha quedado con el
dinero, cuando en realidad, resulta cada día más evidente que esos millones de
euros son parte de ese entramado financiero del Partido Popular. Insisto, casi
ni en un país africano podría sostenerse un Gobierno ‘pillado’ en un escándalo
de esta magnitud.
Una vez tomada la decisión de mantenerse en el poder e intentar sobrevivir a Gürtel, sólo les quedaba una opción: negarlo todo, atacar a los jueces, marear la perdiz y apostar por
una política de comunicación dirigida a proteger, todo lo posible, a sus
máximos líderes. Una estrategia ejecutada sin pudor, cuestionable desde el
punto de vista ético, pero sin duda acertada desde el punto de vista
comunicacional. Floriano y otros dirigentes de nivel medio se ‘comen’ todas las
ruedas de prensas comprometidas, mientras Rajoy comparece a través de un
plasma, la Vicepresidenta se escuda en su perfil institucional para no contestar
y Cospedal se refugia en Castilla La Mancha.
Floriano cumple su papel, y se me apuran, creo que lo hace
con cierta dignidad si tenemos en cuenta las preguntas con que le toca lidiar.
Miente con una sonrisa en los labios, corrige sus palabras de un día para otro,
responde con un cinismo difícil de superar… pero no comete errores como el de
la famosa “indemnización en diferido”. Error inexplicable ante una pregunta que
Cospedal sabía que le iban a formular.
Floriano persigue dos objetivos: lanzar un mensaje que pueda
ser asumido como argumento por los incondicionales del PP (y que después es
repetido hasta la saciedad por los tertulianos de la órbita de Génova) y
absorber en su persona las críticas y la ira del resto de los mortales.
Este legionario de la política permite con su sacrificio que
Rajoy aparezca en público para dar buenas noticias y trasmitiendo de paso la imagen de que lo de Gürtel y Bárcenas no va con él. Sus asesores de comunicación lo tienen claro: mejor que critiquen al Presidente por no ofrecer ruedas de prensa que exponerle a ridículos como el que sufrió Cospedal. O dicho en otras palabras: un presidente al que algunos censuran por hablar desde un plasma, es mejor que un presidente puesto en evidencia ante todos por preguntas incómodas de imposible respuesta. Eso se lo dejan a Floriano.
Es obvio que el
presidente del Gobierno cuenta con la ‘suerte’ de disponer de una enorme
cantidad de medios de comunicación que comulgan y colaboran en el éxito de esta
estrategia. Y no nos equivoquemos, de momento es tan acertada que el
‘parachoques’ político de Rajoy sigue siendo Floriano y no ha tenido que
utilizar como parapeto ni a Cospedal ni a Soraya Sáenz de Santamaría.
Lanzo una última pregunta al aire antes de terminar: ¿se
imaginan dónde estaría Rajoy si hubiera utilizado la estrategia suicida de comunicación
que el Gobierno socialista usó con el presidente Zapatero? ¿Se acuerdan cuando
ZP salía a pedir perdón, incluso porque una gran nevada había colapsado algunas carreteras?
Floriano nunca será cartel electoral y, por ello, su
inmolación pública es un precio muy barato para el PP. Ni él es tonto,
ni los estrategas de Génova se han vuelto locos situándole en primera línea del fuego mediático. Cuando se acerquen las próximas elecciones, el vicesecretario general desaparecerá del escenario. Si, hasta entonces, la oposición política sigue entrando al trapo que les pone Floriano y sigue sin cargar el insoportable peso de Gürtel en la espalda de Rajoy, estoy convencido de que la noche electoral será el 'tonto' el que se reirá de todos.