ESPAÑOLES: LA JUSTICIA HA MUERTO
Parafrasear a un Arias Navarro en blanco y negro, me parece una
buena forma de titular este breve post. Y me lo parece por una razón: quienes
hoy están asesinando nuestra justicia, son los herederos políticos e
intelectuales del sanguinario dictador cuya muerte anunciaba, con voz quebrada,
aquel rancio y enlutado presidente del gobierno. El espíritu totalitario de
entonces, cobra cada vez más fuerza gracias a una generación de políticos
profundamente conservadores que creen más en el derecho divino de las élites a
liderar a las ignorantes masas, que en la separación de poderes y la igualdad
de oportunidades.
Uno de los mejores ejemplos de esta tozuda realidad que nos
amenaza, lo encontramos en los juzgados, audiencias y tribunales de este país.
Este Gobierno los ha asaltado a mano armada. Primero se ha dedicado a colocar
jueces afines y serviles en todos los puestos clave. Lo ha hecho sin disimulos,
con descaro... hasta el punto de situar como presidente del Tribunal Constitucional
a un magistrado que, directamente, es militante del Partido Popular.
Después ha perseguido a los jueces que no controlaba: logró
inhabilitar a Garzón por destapar la red de corrupción
Gürtel/Bárcenas/FinanciaciónPP y perseguir el franquismo; acaba de cargarse a
Elpidio Silva por encarcelar a Blesa e indagar en los enjuagues financieros de CajaMadrid en los que aparecían los nombres de Aznar, Aguirre e Ignacio González entre otros.
Matar y torturar españoles saldrá gratis
No contento con ello, ahora dan un paso más: cambiar las leyes
para que los magistrados que aún se mantienen independientes, no puedan
investigar ni juzgar temas incómodos para este Gobierno. En esa línea hay que
entender la reforma legal que prepara el PP y que obligará (si nadie lo
remedia) al Juez Pedraz a archivar el caso abierto por el asesinato del
periodista José Couso. Una reforma que también impedirá que se persiga a
quienes torturaron y asesinaron a misioneros españoles en El Salvador, dejará
impunes a los agentes de Pinochet que mataron a Carmelo Soria, detendrá las
pesquisas abiertas por las torturas sufridas en Guantánamo por ciudadanos
españoles y cerrará la puerta a investigaciones sobre genocidios y violaciones
de los derechos humanos en países como China, Marruecos, Guatemala o Ruanda.
Es un golpe mortal contra el concepto de Justicia Universal, un término
tan importante y tan hermoso como refleja su nombre.
El fin inconfesable pero evidente que busca el Gobierno con esta
reforma, es contentar a Estados Unidos y a otros países que se veían incomodados
por la eficacia de nuestra Justicia. Rajoy ha optado nuevamente por la
diplomacia del servilismo, siguiendo la tradición de casi todos los presidentes
españoles, llevada a la máxima expresión por Aznar y escenificada magníficamente,
a golpe de genuflexión reiterativa ante el amo americano, por su ministro de
Asuntos Exteriores Josep Piqué.
A muchos nos parece una reforma inmoral, indigna e 'injusta', pero además, objetivamente, es profundamente
irresponsable. Si no cambia de idea, el PP impedirá que se investigue y juzguen
determinados delitos cometidos por extranjeros contra ciudadanos españoles que
se produzcan fuera de nuestras fronteras. Un militar de cualquier nacionalidad
extranjera que asesine a un periodista, a un cooperante o un misionero no será
perseguido por nuestra 'Justicia'. Un español que sea secuestrado y/o torturado
por un servicio secreto extranjero no podrá buscar amparo en nuestros
tribunales. Un turista español que sufra en un viaje abusos por parte de
soldados o policías, no tendrá herramientas legales para pedir que se persiga a
los culpables.
La conclusión no puede ser más aterradora, y no se me ocurre otra forma de resumirla y de terminar que como empecé... parafraseando. Pero, esta vez utilizo
como modelo un lema del ‘otro bando’: “militares,
policías y genocidas del mundo: uníos y matar españoles”, sale gratis.
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