Raro será que un progresista escriba una línea crítica sobre
el 15M en estos días de euforia colectiva. Pero, en fin, para relatar
obviedades, repetir argumentos manidos y hacer nuevas amistades no habría
abierto este humilde blog.
Antes de nada mi respeto y hasta mi admiración para todos
los que este fin de semana han vuelto a ocupar las plazas. El 99’9 de mis
amigos están entre ellos. Yo mismo, en otras circunstancias, habría sido el
primero en acudir a la convocatoria.
La vida quiso que cuando surgió este movimiento ciudadano,
yo estuviera ocupando la dirección de comunicación del partido gobernante.
Aquellos días debatí en Twitter, en mi casa y en los bares de mi barrio con
muchos de sus miembros. Estábamos a escasos días de unas elecciones autonómicas
y municipales y mi único ‘pero’ a aquellas movilizaciones era claro: “espero
que la única beneficiada de todo esto no sea la derecha”.
Un año después, creo que Esperanza Aguirre y el resto de los
candidatos del PP que triunfaron en aquellas elecciones, habrían ganado igual
con o sin 15M. La responsabilidad de aquel y el posterior triunfo de la derecha
hay que buscarla en lo que hizo mal el gobierno del PSOE. En que, fuera por lo
que fuera, falló a buena parte de sus electores. Ahí está la responsabilidad y
no en la buena gente que ocupó las plazas. Pero aquella reflexión, aquella
preocupación está en el origen de mis actuales dudas.
El 15M es bueno, claro que sí. Miles de jóvenes que hasta
entonces habían pasado de la política, se han acercado a ella. Gritan consignas
con las que me identifico (con casi todas) y, en cualquier caso, piden más
libertad, más democracia, más participación y que los partidos dejen de ser
organizaciones cerradas y opacas que sólo parecen preocuparse de los ciudadanos
cuando les tienen que pedir el voto. Dicen que el sistema no les sirve, que el
sistema no funciona… y yo estoy de acuerdo con ello.
Estar en la calle, reivindicar que lo imposible es posible,
me fascina. Creo que llevo toda la vida haciéndolo de una u otra manera.
Pero entonces, dónde está mi ‘pero’ (y valga esta redundante
redundancia). Pues en que creo que, por encima de todo, tiene que estar la
ideología. Y que si gritamos lemas tan revolucionarios como para cuestionar
todo el sistema, tenemos que plantear una alternativa o, al menos, un camino.
El bipartidismo es malo, estoy de acuerdo, pero cuál es la alternativa. Esta
democracia y este sistema no funciona, también estoy de acuerdo, pero qué
hacemos, ¿la mejoramos o la destruimos? Y si la destruimos, ¿qué modelo
defendemos? Muchos, probablemente la mayoría de la gente que se manifiesta en
estos días tiene respuestas para estas preguntas. Pero, ¡ojo! que muchos otros
no las tienen. Y el movimiento puede acabar naufragando en un mar de
indefinición.
Hace unas semanas tuve la suerte de conocer a un destacado
activista del movimiento. Provocador como soy, ataqué por ese flanco, el de la
ideología, el que yo considero más débil en muchos de ellos. Después de una
franca y apasionante discusión me dijo dos cosas que me dejaron hondamente
preocupado: primero que era falso que el movimiento fuera de izquierdas, que el
concepto de conservadores y progresistas
estaba obsoleto. Y, segundo, que él mismo votó a Rosa Díez en las últimas
elecciones generales para plantar cara al bipartidismo. Persona más que inteligente,
se apresuró a decirme que se arrepentía de haberlo hecho, pero el conjunto de su
argumentación confirmó algunos de mis temores.
Mis ‘peros’
Ahí van mi ‘peros’ que estoy seguro que cabrearán a muchos
de mis amigos. Creo que tomar las plazas por tomar las plazas no sirve para
nada. Sin ideología no hay nada. Sin objetivos, no hay nada. Sin alternativas,
no hay nada. Sin saber quiénes son nuestros enemigos políticos no hay nada.
Sólo con buenas intenciones no vamos a ninguna parte.
Por ello mi respeto, apoyo y admiración a quienes se han
manifestado estos días y en las próximas elecciones votarán a Izquierda Unida,
a Equo, al PSOE o al Partido Comunista de los Pueblos de España (que creo sigue
existiendo). Mi respeto a los que toman las plazas y en las próximas elecciones
se abstendrán ideológicamente porque militan o simpatizan con movimientos
anarquistas o similares.
Y mi ‘pero’ a los que gritan consignas sin saber su
significado, a quienes entran en el
juego de la derecha criminalizando sindicalistas que se han dejado la vida
por defender a los trabajadores, a quienes no se dan cuenta de que algunos
partidos (incluído el PP y si no seguid la cuenta de Twitter del amigo Enrique
Dans) tratan de utilizarles, a quienes (en definitiva) hoy están en el 15M y
mañana vivirán de estos bonitos recuerdos.
PSOE Y PP la misma
mierda es
Y a quienes dicen, sin matices, que PP y PSOE son la misma
mierda, les pongo mi último ‘pero’. El que sin duda será más polémico porque
está de moda decir lo contrario. Pues bien, yo creo que no son lo mismo y que
es un gravísimo error pensar que son lo mismo.
Trabajé en el PSOE durante años. Nunca he militado ni
militaré. De hecho, cuando me contrataron les advertí que durante toda mi vida
había votado a Izquierda Unida. Por eso y por mi forma de ser un tanto ‘tocapelotas’,
mi etapa en ese partido la viví con espíritu crítico.
Tienen muchos defectos, hay demasiada gente apalancada en
sus sillones desde hace años sin pegar ni golpe y sin acordarse de la ideología
que les llevó a sentarse allí (la ideología, otra vez la ideología), hay
demasiada opacidad y, en definitiva, una lejanía de la calle sencillamente
intolerable. No voy a seguir porque la lista sería larga (ley de memoria
histórica, reforma de la Constitución, reforma laboral, complacencia con la
banca…)
Ahora bien, ahí hay mucha gente honrada y con muchos años de
lucha. Gente que tiene ideología. Gente que cree en lo público, que trata de
plantar cara a los poderosos. Personas que creen en la igualdad, en la
integración y en utilizar la política para beneficiar a los que menos tienen.
Otros no, pero os aseguro que hay mucha gente así.
Como la hay en UGT, en CCOO y en la CNT. ¡Vale ya de
estereotipos y de hacerle el juego a la derecha! Si hay gentuza en los
sindicatos, echémosles. O montemos otro sindicato. Pero, por favor, no
coincidamos en los argumentos de los telepredicadores de la caverna.
No sé a quién votaré en las próximas elecciones. Quizás
recupere mi voto a Izquierda Unida, me quede en casa a conciencia (lo dudo),
vote al PSOE o confíe en la buena gente de EQUO. Sí sé que, dentro de poco, me
sumaré gustoso y convencido a otras movilizaciones del 15M.
Pero si de algo estoy convencido, es que seguiré siendo
crítico y no me dejaré llevar por la ‘brocha gorda’. Ni siquiera por la del
15M.
No criminalizaré a gente que peleó, con aciertos y errores,
por traer la libertad a este país. No haré el juego a la derecha despreciando a
los sindicatos y a los partidos de izquierda porque tengan defectos, garbanzos
negros y bastante mierda. Cambiemos todo lo que haya que cambiar y pidamos los
imposible porque es el único camino para convertirlo en real. Pero hagámoslo
con cabeza y, sobre todo, con ideología.
Pues sigue en tu casa en vez de bajar a la calle a compartir tus ideas. Supongo que eso estará más acorde con tu "ideología".
ResponderEliminarEstoy de acuerdo en la mayor parte de lo que dices.Pero hay un motivo más por el que ha ganado la derecha-y también pienso que el 15M ayudo al PP y a Rosa Diez y a la abstención-.Y es la ignorancia del español medio -que no pretendo ajusticiarlo ni mucho menos,hay que respetar-porque para él la Crisis se produjo estando en el poder el PSOE, ergo voto al PP que me sacará de ella.
ResponderEliminarPodemos exigir cambios en la ley electoral, ley de partidos y echar a toda esa gentuza, a la que parece que disculpas. Se han acomodado y han olvidado la ideología, si alguna vez la han tenido. Los que salimos a la calle sabemos lo que queremos y nuestra voz no la van a acallar. Con todos mía respetos, en tu ideología entra la desigualdad, el abuso de poder, la insolidaridad, la falta de.compromiso???
ResponderEliminarCoincido mucho con lo que dices. Es estupendo que los jóvenes y no tan jóvenes se movilicen. El peligro es que todo quede en algo folklórico. Poco más que unos fines de semana de desahogo y diversión.
ResponderEliminarCoincido en pleno con todo. Siempre ideologia. No es lo mismo creer en el neoliberalismo económico que en una socialdemocracia auque sea tenue. Los funcionarios no sobran como colectivo. Hay que corregir los errores, ejemplo: quitar cinco choferes a un cargo no debe significar echar a la calle a los otros cuatro, sino hacer que conduzcan vehículos para personas que no pueden acudir por si solas al hospital. En esto se resume, de una manera simple, la diferencia entre derecha e izquierda. No hay que cargarse la democracia hay que reconducirla a una más participativa y real.
ResponderEliminarCarlos, coincido con algunas de tus apreciaciones. No todos son iguales, y estoy convencida de que se están haciendo esfuerzos para buscar soluciones. Y desde luego, a lo largo de los años se han conseguido grandes avances. Pero las plazas, son el foro del pueblo que DICE a sus parlamentarios que lo están haciendo rematadamente mal. Hay ideología, múltiples formas de pensar. Y para mí, lo más importante, hay MOTIVOS PARA decir BASTA YA a tanta mentira, corrupción y tanta tomadura de pelo. Un voto cada cuatro años no les da impunidad para "atracar a los ciudadanos". No apuesto por la creación de un nuevo partido, ya hay suficientes. Es como las leyes, no necesitamos más, solamente hay que cumplirlas. Un abrazo. Isabel Sáez
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